Me levante por la mañana tanto emocionada como con flojera
de lo que estábamos a punto de vivir; perder clase por un viaje a la Ciudad de México no sonaba
tan mal hasta que nos dijeron de que se trataba, esto del arte no había sido
siempre lo mío sin embargo probarlo no me sonaba tan mal. Dieron las 7:10 am así
que salí corriendo de casa rogando por llegar a tiempo ya que mi maestro estaba
un poco obsesionado con llegar puntual y dejar a los alumnos que no llegaran
era su pan de cada día pero 7:30 am ¡Lo logre! El maestro daba la
indicación de dirigirnos al camión pero después de unos pasos mi mirada se dirigió
a la camioneta extremadamente pequeña que nos llevaría a nuestro destino, trate
de respirar profundo pero la voz de una de mis compañeras me interrumpió “¿No
eres claustrofóbica?” En efecto, mi compañera había acertado, no traía las
pastillas que calmaban mi ansiedad porque hasta donde había escuchado sería un
camión pero eso no era todo unos días antes habíamos dejado a la suerte quien
se iría sola en el camino y yo había perdido aunque justo en ese momento ir
sola en un asiento no sonaba nada mal. Mire como todos se subían a la camioneta
así que no dude un segundo en sentarme ganando el mejor lugar hasta el frente
con tres asientos, el espacio iba a ser el adecuado para que mi ansiedad no se
hiciera presente pero esa comodidad se vio interrumpida inmediatamente por dos
de mi compañeros que decidieron dejarme pegada a la ventana sin ver salida
alguna.
La camioneta partió y al principio todos iban tranquilos
hasta que comenzaron a abrir sus distintos desayunos y el olor que inundo todo
el lugar paso de ser un tanto soportable a no poder ni respirar, no se podía
hacer nada más que negar divertida pero evidentemente no probé ni un poco de mi
comida, no me daban ganas, ni siquiera la iba a poder comer agusto. Al fin
llegamos a la Ciudad de México, nos dejaron a la mitad de la calle así que me sentí como ganado
al bajarnos, jure que todo iba a mejorar pero no fue así, el museo abría a las
11:00 am y eran a penas las 10:00 am, una hora de vagancia por la ciudad de México o una
buena parte que no era la más cotizada pero se logró, encontramos una cafetería
enfrente del museo para pasar el tiempo solo así dieron las 11 y entramos al
museo. Para recorrer cada una de las fotos que estaban en la exposición me tome
mi tiempo, me gustaba ir lento apreciar cada detalle de cada foto, saber qué
historia escondía y si no tenía una inventarla en mi mente, así lo hice por lo
cual quede enamorada de la visita, cosa que me sorprendió cada foto que veía y
pintura hacia que mi imaginación volara a lugares que tal vez ya había visitado
antes pero que no recordaba. Quede enamorada de Jerome Witkin con sus pinturas,
cada una gritaba con fuerza la historia, una historia que quería ser contada
una historia que me fui imaginando en cada paso que daba por el museo.
Llego el final, no pude comprar cosas porque evidentemente
fui de las ultimas pero no importo tenia fotos que recordarían el momento y
también podía volver otro día. Caminamos hacia la camioneta mientras que iba
platicando con mi maestro de imagen su opinión sobre la exposición, era
interesante verlo hablar, la manera en la que se expresaba hacia que te
remontaras a la exposición de nuevo y vivieras cada uno de los cuadros, su
pasión era notable por lo cual una sonrisa se dibujaba en mi rostro, había
mucho que aprender de él y eso hacia pero lo dulce había terminando me
encontraba de nuevo en mi prisión personal pero por esta vez me dejaron en
medio permitiendo que mi ansiedad disminuyera aunque el tener a mis dos
compañeros lado a lado no ayudo mucho pero lo agradezco; El camino a la
cineteca fue más sencillo de sobrellevar y cuando llegue era hora de la comida,
ese momento tan añorado, ese momento que esperaba con ansias comenzaba, bueno primero
compramos los boletos y después la comida, aun puedo sentir el sabor de esas
quesadillas en mi boca o de esos tacos de bistec tan ricos o mejor aún del agua
fresca de Jamaica que calmo por completo mi sed. Fue un tiempo libre que me
permitió compartir más con mis amigas además claro de fumarme un cigarro
saboreando la tranquilidad que sentía al dejar ir el humo por mi boca.
La película comenzó era Anomalisa, tenía ganas de verla,
había tardado 3 años en hacerla, todo era a partir de stop motion así que quede
fascinada cuando esta comenzó, cada movimiento que veía en la pantalla me
remontaba al momento en donde fue grabada y me imaginaba a cientos de personas
trabajando por esto, que impresión, que hermoso, que trabajo, algún día hare
algo así, incluyendo el guion. Creo que está de más mencionar que a pesar de
todo me divertí y disfrute de esta experiencia diferente, una experiencia
totalmente recomendada.
El regreso fue un poco frustrante, el espacio reducido ya molestaba más que antes así que me puse los audífonos dejándome perder en la
música cosa que fue difícil teniendo a todos mis compañeros cantando
despechados atrás de mi pero lo logre, pudo más mi persona que la ansiedad,
llegue a Toluca sana y salva a las 8:00 pm aproximadamente, no iría a la escuela
al otro día porque me iba a los Azufres otra nueva experiencia que ya quería
comenzar.
Eva Moncluth.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario